Conocimiento y valores_Tarea 5

La búsqueda del conocimiento científico debe guiarse por los valores epistémicos, es decir, valores como verdad, objetividad o universalidad que son inherentes a la ciencia misma. Para algunos autores hay un valor epistémico que está por encima de los demás: la verdad; esta debería ser el objetivo de los científicos. Pero además de los valores epistémicos también hay un grupo de valores denominados no epistémicos, que no están unidos al conocimiento científico y representan los factores que rodean la ciencia como la sociedad, la economía o la política. Al fin y al cabo, la ciencia no está aislada del entorno en el que se desarrolla.

La imagen que tiene gran parte de la sociedad, incluido los propios científicos, es que la ciencia es neutra y objetiva y en ella no influyen factores externos, es decir, no hay influencia de factores no epistémicos. Pero esta imagen, aunque esté extendida, no se aproxima a la realidad. Hay una visión purista de la ciencia que solo pone el foco en los valores epistémicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que como cualquier actividad humana no está aislada, por lo que la ciencia está afectada por la sociedad, la economía o la política, en algunas fases concretas como la elección del tema de investigación, entre otros. En algunos casos también hay una actitud deferente hacia la ciencia que es inapropiada. Considerar que la ciencia no tiene límites, que puede dar respuesta a todos los problemas que surjan en un periodo de tiempo breve, o considerar que ciertas áreas del conocimiento como los temas sociales no son científicos son unos ejemplos de esta visión, conocida como cientismo.

En el otro extremo están las perspectivas de la ciencia que menosprecian los valores epistémicos como verdad, consistencia o rigor. Niegan la verdad y la objetividad, siembran duda sobre estos conceptos y presentan la ciencia como una actividad ficticia. Entre estas perspectivas se distinguen la posverdad, el negacionismo o la pseudociencia. La posverdad se caracteriza por el desprecio a la verdad, se niegan los valores epistémicos obviando la evidencia empírica. Los resultados científicos que han sido revisados cuidadosamente por científicos mediante distintos métodos pasan a ser cuestionados por inexpertos sin basarse en los valores epistémicos. Siembran la duda fabricando conflictos científicos mediante sus propios expertos. Para distinguir las distintas posiciones científicas Sagan las clasifica como abiertas o cerradas  a nuevas ideas y escépticas o crédulas. Sin embargo, McIntyre recalca que esta clasificación no es del todo correcta, y lo que les falta a ambas posiciones, la negacionista y la pseudocientífica, es actitud científica. Lo que dejan de lado son los valores epistémicos, entre ellos la verdad y los hechos comprobables, pruebas empíricas que es en lo que se debería de sustentar el conocimiento científico.

También hay otro corriente denominada Menosprecio Condescendiente que menosprecia la verdad. Para este movimiento no hace falta preocuparse de buscar la verdad, y de respetar los hechos empíricos. La verdad para ellos es algo relativo, y como es imperfecto prefieren clamar que la verdad no existe.  Como no existe la verdad ni la objetividad la ciencia es una estafa. El menosprecio condescendiente indica que la ciencia no ha llevado a obtener conocimiento genuino y que no es posible hablar de verdad sino la llamada “verdad”. Sin embargo, eso no es cierto, hay que ser capaces de entender que la ciencia propone teorías que se ajustan a los hechos y por el momento esas teorías son las que mejor explican las evidencias empíricas. Sin embargo, a medida que pase el tiempo y surjan nuevas evidencias empíricas esas teorías se pueden modificar para que expliquen mejor la realidad. Eso no implica que la teoría no sea cierta o que la ciencia no aporte nada. Gracias a ella se han hecho grandes avances en distintas áreas como la salud o la tecnología que han mejorado la calidad de vida.

Otro factor a tener en cuenta es la aportación de distintos puntos de vista a la ciencia. En los últimos años la escasa presencia de grupos minoritarios, ya sea por género, raza u otra razón, ha sido analizado y discutido. Se han realizado estudios que muestran que grupos diversos que se enriquecen de los distintos puntos de vista de sus miembros generan más teorías y por lo tanto se puede llegar a una teoría que esté más cerca de la verdad, este último procedimiento se realiza siguiendo los valores epistémicos.   

La perspectiva sobre el papel de los distintos valores ha sido tema de debate entre los pensadores actualmente. Algunos ponen el foco solo en los valores epistémicos sin tratar los valores no epistémicos. Es verdad que son los valores epistémicos los que tiene mayor relevancia para la ciencia pero se necesita analizar los valores no epistémicos para trasladar una imagen adecuada de la ciencia a las sociedad. Otros pensadores se colocan en el otro extremo, reclamando que toda la ciencia realizada depende del género o la raza, hablando de conocimiento masculino y femenino. Esta posición tampoco es del todo adecuada, el género o la raza puede afectar el número de teorías pero no se puede hablar de ciencia femenina o masculina, por encima de todo la ciencia es una actividad humana, en la que el conocimiento adquirido por el hombre o por la mujer tiene el mismo valor. Hay quien tiene una posición intermedia, poniendo el foco en la democratización de la ciencia. Esto lleva a considerar la importancia primordial de los valores epistémicos pero  incluyendo los valores no epistémicos. La inclusión de gente de distintos grupos enriquece la ciencia porque aportan distintas perspectivas a la ciencia.

 


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