Científicas de ayer y de hoy_Tarea 4.1.- Entrevista

En esta entrevista ficticia hemos querido conocer mejor a Lise Meitner.

Esta científica realizó un trabajo pionero en la fisión nuclear. Tuvo que hacer frente a grandes barreras por ser mujer y judía. Su trabajo no fue del todo reconocido y hasta hace unos años no se ha puesto en relieve su papel en la ciencia. En esta entrevista se puede conocer algunos aspectos sobre su vida y su carrera como científica.

 

 

 

 


 

Siendo mujer, ¿Le resultó fácil realizar estudios universitarios?

No, en aquella época no era fácil estudiar siendo mujer. Yo tuve suerte porque mi familia me apoyó. Mi padre era abogado y nos animo a mis hermanos y a mí a que realizáramos estudios superiores.

La escuela terminaba a los 14 años y las mujeres no podíamos entrar en la universidad.

 

¿Cómo fue posible entonces que estudiara?

A pesar de que cuando finalice la escuela no pude seguir estudiando a finales del siglo XIX las mujeres musulmanas de Bosnia y Herzegovina necesitaban atención médica y ello hizo que el Gobierno austríaco permitiera que las mujeres realizaran licenciaturas de ciencias y letras en 1897.

El cambio de normativa permitió que mi hermana Gisela se presentará y aprobase el Matura, pudiendo entrar en la escuela de medicina.

Yo empecé a recibir clases particulares junto con otras chicas y hubo que comprimir los 8 años de escuela de secundaria en tan solo 2. En 1901 nos presentamos al examen y lo aprobé. Entré en la universidad ese mismo año para estudiar física.

 

¿Qué es lo que destacaría de aquella época?

Recuerdo a Ludwig Boltzmann, cuyas clases de física me fascinaron. Su pasión era contagiosa, trataba de interpretar los fenómenos naturales y predecirlos.

 

Después de terminar sus estudios realizó la tesis doctoral. ¿Sobre qué trataba su tesis?

Paul Ehrenfest me propuso trabajar en el área de la dinámica analítica. Me enseñó un artículo de óptica de Lord Rayleigh que no era capaz de explicar. Aquel trabajo me atrapó, fui capaz de explicar y predecir algunas consecuencias. También lo probé experimentalmente. Posteriormente demostró empíricamente que la fórmula de Maxwell para la conducción eléctrica sirve también para la conducción del calor. A finales de 1905 defendí mi tesis y fui la segunda mujer en obtener el doctorado en la Universidad de Viena.

 

¿Cual fue su siguiente reto?

Mientras realizaba la tesis me adentre en el área de la radioactividad e introduje un nuevo instrumento: el electroscopio de hojas. Posteriormente intenté trabajar en el laboratorio de Marie Curie pero no había plazas disponibles. En 1907 me trasladé a Berlín para asistir a las clases del físico Max Planck quien hizo una excepción conmigo puesto que no se permitía el acceso a mujeres. Y un año después me nombró su ayudante.

 

¿Cómo eran las condiciones laborales en Alemania?

No era sencillo ser mujer. En el laboratorio no aceptaban mujeres y al principio tuve que trabajar en el sótano; no me permitían subir para hablar con los demás científicos.

 

¿Aquí fue donde conoció a Otto Hahn?

 

Sí, conocí a Otto Hahn y trabajamos conjuntamente en el área de la radiactividad durante más de tres décadas. Formábamos un buen equipo: él era químico y yo física, por lo tanto nos complementamos muy bien.

Fuimos los primeros en aislar el protactinio, un radioelemento que se desintegraba en actinio. Estudié también en profundidad un experimento de Hahn en el que se bombardeaba uranio con neutrones y se obtenía bario.

 

Posteriormente se trasladó al Kaiser-Wilhelm-Institut.

Sí, en 1912. Hahn se incorporó como científico y yo como invitada colaboradora gratuita, por lo que mi padre tuvo que cubrir mis gastos. Al año siguiente Max Planck me nombró ayudante y conseguí mi primer sueldo que era muy inferior al de Hahn. Conseguimos abrir el laboratorio Hahn-Meitner.

 

En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, ¿qué le supuso profesionalmente?

Durante la primera Guerra mundial trabajé en el hospital Lichterfelde como técnica de rayos X. Después de 2 años regresé al laboratorio aunque tuve remordimientos.

En 1918 publicamos el artículo sobre protactinio y en 1919 conseguí una plaza de profesora de física en la Universidad de Berlín, fui la primera mujer en lograrlo.

 

 

La década de los años treinta fue difícil para usted.

Sí. La década comenzó bien con el descubrimiento del neutrón por Chadwick. Posteriormente detecté el positrón y participé con Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie en el séptimo congreso Solvay de Bruselas.

Pero con la llegada de Hitler al poder perdí la nacionalidad austriaca y mi puesto de trabajo. El Gobierno me quitó el pasaporte pero en 1939 Otto Hahn, Max Planck y otros científicos consiguieron sacarme de Alemania y me refugié en Suecia con mi sobrino.

 

¿Pudo seguir investigando?

Sí, me incorporé al instituto de Manne Seigbahn de la Universidad de Estocolmo. Mientras tanto seguí colaborando con Hahn y llegué a la conclusión, junto con mi sobrino, que el núcleo del átomo se separaba, liberaba energía y daba origen a una reacción en cadena. Acuñamos el término fisión nuclear para la ruptura del átomo pesado en otros átomos menos pesados y más estables.

Hahn publicó los resultados pero yo expliqué el fenómeno introduciendo el término fisión nuclear y lo publiqué en Nature. Ese año, Hahn y yo, fuimos nominados conjuntamente para el Premio Nobel de Química.

 

En 1942 le ofrecieron trabajar en el Proyecto Manhattan ¿Por qué lo rechazó?

Rechacé la oferta porque me oponía a la bomba atómica y toda mi vida luché por emplear la energía atómica de manera pacífica.

Si hubiese aceptado podría haberme trasladado a Estados Unidos a trabajar con los científicos más importantes de la época, pero no estaba dispuesta a colaborar en un proyecto así.

 

En 1944 Otto Hahn recibe el Premio Nobel de Química ¿Qué pensó en aquel momento?

Me alegré por él pero me molesto que cuando recibió el Nobel no me mencionara después de trabajar conjuntamente durante más de 30 años.

 

 

Cuando terminó la guerra en Estados Unidos se reconoció su trabajo y la llamaron la madre de la bomba atómica ¿Qué le pareció?

 

En aquella época fui nominada a mujer del año por el National Women´s press Club. El premio me lo entregó el presidente Truman. Incluso me llegó una oferta de Hollywood para hacer una película que por supuesto rechacé puesto que no tenía sentido nada de lo que se decía. El título de madre de la bomba atómica no me gusto nada porque siempre me he opuesto al uso de la energía atómica para fines bélicos.

 

A pesar de no ser premiada con el Nobel recibió numerosos reconocimientos y galardones como cinco doctorados honoris causa, la medalla de oro Max Plank o el Premio Enrico Fermi, ¿cual más destacarías?

Entre todos los reconocimientos me gustaría destacar el Premio Enrico Fermi junto con Hahn y Strassmann por el descubrimiento de la fisión nuclear. Supuso el reconocimiento a mi labor. Sin embargo lo más especial para mí es que nombraran un elemento de la tabla periódica como meitnerio. Sólo otros tres científicos comparten dicho honor: Nicolás Copérnico, Alfred Nobel y Albert Einstein. También llevan mi nombre dos cráteres y un asteroide. 

 

Recientemente se ha puesto en marcha el “proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner” impulsado por el instituto de Física Corpuscular (IFIC) del CSIC y cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la Universitat de València, el Instituto Valenciano de Cultura y la Fundación General CSIC. ¿Que opina de la iniciativa?

Estoy muy contenta con este proyecto que dará a conocer mi trabajo y el de otras científicas en Física Nuclear y de Partículas  al público mediante distintas actividades como una obra de teatro, jornadas, coloquios e incluso un concurso. Además he de decir que las ilustraciones de Elena Resko son preciosas.

 

 

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