Ciencia y Arte Tarea 1. Oir y escuchar

 

Aunque algunas veces las palabas oír y escuchar se intercambien o se utilicen como sinónimos el significado es muy distinto. Oír se refiere al proceso fisiológico de detectar el sonido mientras que escuchar se refiere al proceso de entender e interpretar el mensaje que nos esta llegando a través de lo que oímos.

Oír es un proceso que hacemos de manera automática, de forma pasiva, sin prestar demasiada atención, es independiente a nuestros deseos. Siempre que no tengamos un problema auditivo, seremos capaces de detectar los sonidos que se generan a nuestro alrededor.

Sin embargo para escuchar, hay que prestar mucha atención, esta acción implica entender los sonidos e interpretar el mensaje que nos llega. Es un proceso que requiere la voluntad de la persona para ello, se puede considerar como un proceso activo ya que requiere un nivel de concentración y por tanto la voluntad de la persona.

Podemos oír a una persona pero no escuchar, es decir, no interpretar o entender el mensaje que nos quiere hacer llegar. El cerebro no procesa toda la información que le llega, los sonidos cotidianos como el trafico se mantienen en un segundo plano y solo se pone atención y se procesa lo que realmente nos interesa, como una conversación o escuchar la radio.

Otro aspecto relacionado con esto, es que escuchamos de forma discriminada, ser capaces de escuchar implica que si nos encontramos en entornos con mucho ruido o con muchas conversaciones el cerebro tiene que ser capaz de enfocarse en la conversación que estamos teniendo y que los demás sonidos, ya sea ruido de la calle o conversaciones ajenas, no interfieran, puesto que de otra manera no podremos seguir la conversación. Esta capacidad del cerebro de ser capaz de diferenciar o filtrar los sonidos que nos interesan de los que no es realmente llamativa.

Aunque todos seamos capaces de escuchar los sonidos, no los percibimos igual. Algunos son más sensibles a unas frecuencias sonoras, nos evocan recuerdos o distintas memorias, no nos producen los mismos sentimientos. Aunque el sonido que oigamos sea el mismo lo interpretamos de una forma distinta. Es por ello que hay música que nos gusta, y otro que nos resulta indiferente.